viernes, 15 de junio de 2012

Defensa Nacional en Latinoamérica

Võ Nguyên Giáp
Martín Miguel de Güemes

Las tareas de la transición al Desarrollo y la Defensa Nacional.

Se ha dicho que el Desarrollo es el nuevo nombre de la Paz.

Muchas y muy valiosas son las implicancias de tal afirmación. El Desarrollo abate en gran medida la posibilidad de conflictos, a la vez que permite enfrentarlos mejor si son inevitables.

Por cierto el Desarrollo del que aquí se habla es diferente del mero Crecimiento económico. Este último puede ser temporario y ocasional, fruto de una circunstancial fortuna. El Desarrollo implica además, sustentabilidad y equidad.

Cuando la Defensa, y paralelamente la Seguridad Externa e Interna, son consideradas en el caso de una Nación cuyo desarrollo se halla inconcluso, inevitablemente surgen problemas complejos y de difícil resolución.

Si la Defensa se “ajusta” a la realidad del Subdesarrollo, se torna débil e insuficiente.
Si en cambio se la privilegia, el dilema reaparece bajo la forma de insuficiencias en los demás sectores presupuestarios.

La resolución del dilema pareciera recorrer necesariamente dos etapas sucesivas.

Una primera en la que, con ingenio, hay que hacer fuerza de debilidad. Esto implica una organización social para la Defensa de emergencia en la que, aún con escasez de recursos, el costo para el agresor sea difícil de tolerar.

En una segunda, sencillamente la Nación debe evolucionar hacia su potencial, lo que exige que los componentes esenciales del Desarrollo comiencen a manifestarse también en el ámbito específico. Es evidente que cuando nuestra observación se aleja del ambiente de los países avanzados, en los demás tanto la Defensa como la Seguridad Externa, parecen altamente condicionales.

El Desarrollo se define para nosotros como la capacidad de una Nación de llevar adelante sus producciones con excelencia y autonomía, a la vez que difunde generosamente y ampliamente los beneficios de las mismas entre sus ciudadanos.

Pero el paso del Subdesarrollo al Desarrollo se ha dado en muy pocos países, fuera de aquellos que inicialmente tomaron ventaja con el surgimiento de la Revolución Industrial. Tanto es así que constituye aún un verdadero enigma para las Ciencias Sociales, que por ahora no están en condiciones de aportar una receta probada para tal objetivo.

Es una vana pretensión de la Ciencia Económica creer que tiene la respuesta absoluta.
La Economía puede generar un marco macroeconómico estable y eficiencia en la asignación de recursos, pero esto es condición necesaria, nunca condición suficiente.

Es errónea la creencia de que la correcta asignación de los recursos escasos conduce al Desarrollo. Esta ideología sesgada es fruto de ver la Economía como un fenómeno sólo de cambio (neoclásica-neoliberal), es decir de comercio. La Economía es también la ciencia de la producción (clásica-keynesiana), y de la evolución que ésta tiene según las técnicas que la cultura de una sociedad ha logrado.

Cuando hay brecha tecnológica entre dos naciones hay Dependencia, aunque ésta no sea el resultado de una invasión o una imposición. Simplemente se ha de intercambiar trabajo mal remunerado por trabajo muy bien pago. Es el Intercambio Desigual.

Cerrar la brecha tecnológica no es tarea fácil. Por de pronto no se logra con autarquía, como lo demuestra el fracaso de la ex Unión Soviética.
Se requiere lograr algunas y suficientes producciones con excelencia técnica para vincularse al Mundo con alto valor agregado. Y así intercambiar virtuosamente. Esto se puede hacer por la propia investigación y desarrollo (I+D+i), por investigación asociada con otros países, por transferencia tecnológica, por copia y evolución autónoma, pero siempre debe implicar una actitud activa y un sujeto social que la encarne.

Cuando una nación o región llega al Desarrollo, es decir al dominio de técnicas productivas de avanzada, podrá sufrir crisis financieras o destrucción bélica, pero una vez superadas estas circunstancias, se ha de levantar porque el conocimiento perdura en su cultura. Es difícil encontrar en la Historia casos de involución técnica, salvo cuando todo es destruido por una potencia. Por eso es necesaria la Defensa.

Entre los ejemplos de Naciones que lograron el Desarrollo, algunas lo hicieron por sus capitalistas, otras por sus gobiernos, otras por sus sociedades, otras por sus científicos, algunas por sus militares y las más por una combinación de estos factores.

En los países que aun no han completado su desarrollo, su empresariado no resulta por sí sólo un factor de evolución social. Y en ocasiones es un obstáculo, cuando sólo tiene objetivos sectoriales.

Japón y Brasil, de modos diferentes, ejemplifican casos en que el factor militar ha sido determinante o coadyuvante del paso al Desarrollo, dando sustento al empresariado para el despliegue de su potencial. Así como el Complejo Industrial-militar en EEUU, constituye el basamento de la actual etapa de la Revolución Industrial, la Revolución Científico-técnica.

La evidente contrapartida es una situación superior en la situación de la Defensa y la Seguridad Externa.

La solución al dilema reside pues en que la inversión en Defensa sea en gran medida una producción dual y conjunta, de modo tal que las acciones preparatorias de la misma, sean en tiempo de paz una contribución esencial a la inversión científico- técnica privada, que de este modo resulta más eficiente y por tanto factible.

No se trata por cierto de que las FF AA ocupen su tiempo no bélico en hacer tareas impropias, como frecuentemente se alega. Deben sí involucrarse en aquello que, a la vez que las fortalece específicamente, aporta externalidades a la sociedad en su conjunto.

La Argentina tiene una larga tradición de esfuerzos inconclusos en los que las FF AA se vincularon positivamente con el Desarrollo. Sus pioneros lo fueron también de la Nación. Savio, Mosconi, Baldrich y muchos más. Lamentablemente, los desencuentros políticos hicieron que, por acción u omisión, esta tarea fuera discontinuada.

Las FFAA de una nación no son sólo una reserva para tiempos de guerra, cuya única misión en tiempos de paz es el entrenamiento. Quien así piensa confunde Reserva con FF AA. Tampoco han de ser en Democracia un factor de presión o una fuerza policial, lo que tornaría ilegítimo su accionar, en desmedro de su función esencial.

Pueden ser y por tanto deben ser un vector de progreso al servicio de su Pueblo.














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