Por Amable López Martinez, Noviembre 2017
La clase media, cuando está
bien vota mal. Cuando está mal vota bien.
Arturo
Jauretche.
Una introducción indispensable. El Bimonetarismo.
La Economía argentina, en sus formas
adquiridas luego de 1975 con el Ministerio de Celestino Rodrigo, se convirtió
en una economía Bimonetaria, con una moneda propia y débil, el peso y una
fuerte y ajena, el dólar estadounidense. La Política Monetaria pierde así gran
parte de su eficacia.
A partir de ese momento se constituye en una
tipología única. Existen economías dolarizadas, (Ecuador, Hong Kong) pero lo
son en un todo. El Bimonetarismo argentino alcanzó su paroxismo en ocasión de
aplicarse la Convertibilidad peso/dólar durante el experimento del peronismo
con Menem y Cavallo. Se llegó a creer que emitíamos dólares, por cuanto una
divertida ley permitía anotar como dólares los depósitos realizados en pesos.
Los billetes en circulación (B) tenían una contrapartida-discutible- en dólares
en las Reservas, pero el multiplicador del dinero (K) no. El Circulante no
estaba dolarizado. (C=B*K) Sólo se creaban “argendólares”, es decir una estafa
piramidal. Fin de esto en el 2001, pero no fin del Bimonetarismo.
A partir de ese proceso, la sociedad argentina
acumula en dólares pero paga impuestos en pesos. Un entrañable economista
vinculado a la CGT, Eduardo Curia, intentó dolarizar la economía en una
situación de emergencia como era la de la hiperinflación del final del gobierno
de Alfonsín. Muchos no estábamos de acuerdo, pero de todos modos lo que hizo
descartar su propuesta no fue otra cosa que la fascinación cholula por Cavallo
y sus vínculos por parte de Menem, Manzano, Grosso y De la Sota, entre otros.
Lo cierto es que apareció un ciclo nuevo que
vino a superponerse al tradicional ciclo de stop
and go (descripto entre otros por Oscar Braun, Raul Prebisch, Marcelo
Diamand). La economía argentina crecía por un tiempo, eso generaba más
importaciones que exportaciones, dado su perfil productivo con
industrialización incompleta, y la falta de divisas consecuente aplastaba el
crecimiento. En última instancia, dependencia tecnológica y deterioro de los
términos de intercambio. La puja distributiva resultante entre salarios y
precios se saldaba con inflación. Los empresarios “conceden” aumentos de
salarios nominales, para recuperar poder adquisitivo a los trabajadores, pero
ya pensando en trasladarlos a precios.
Con Celestino Rodrigo a este ciclo de la
economía real se le agrega otro, de carácter monetario, hecho posible por el
bimonetarismo. El ciclo de Formación de Activos Externos (fuga de dólares) de
los particulares. Se toma deuda externa, a cualquier tasa, se supera de este
modo por un tiempo el stop and go (aparecen dólares sin exportaciones mayores),
se entregan los dólares al público a precio subsidiado, lo cual causa mucha
alegría en las clases medias, y se acumula un stock de Deuda en dólares siempre
creciente, pero a cargo del Estado, es decir de la población en su conjunto.
Cuando la deuda debe pagarse, es la sociedad toda la que se hace cargo o se
defaultea. Mientras tanto, pasan otras cosas. El gobierno para pagar la deuda
debe “ajustar” las cuentas públicas. Es la recesión. De ese modo el FMI da la
luz verde para nuevos préstamos. ¿Por qué se presta a un país que sólo fuga
capitales y que no puede en última instancia pagar la deuda ni crear un nuevo
perfil productivo? Un poco porque en el FMI reina la pseudociencia, otro poco
porque el dinero no es de los bancos sino de sus depositantes y sí son de los
bancos las comisiones.
El ciudadano que ahorra en dólares no es una
mala persona ni un antipatria. Hace lo que hace llevado por la experiencia.
Sabe que cada tanto un shock inflacionario (aceleración inflacionaria) licuará
activos y pasivos en pesos y busca refugio. A lo sumo jugará un poco en el
casino nacional, poniendo pesos a interés para salir a tiempo y comprar dólares
mientras sean baratos.
En paralelo, el país pasa a valuar sus activos
inmobiliarios en dólares. Para algo está el bimonetarismo, y ese algo es que
algunos precios ya nunca se fijen en pesos. Cuando no hay dólares inmobiliarios
disponibles se retrae la construcción (los usados son necesarios para comprar
los nuevos) y cunde el enojo. Se entiende, en una economía con dos monedas, la
más fuerte preserva los activos de reserva. La otra moneda se usa para
desprenderse de la misma. En definitiva para pagar los impuestos y para
transacciones corrientes. La abundancia de dólares permite también sofrenar en
parte la inflación, en tanto el valor de la divisa pueda estar atrasado, pero a
costa de desempleo industrial.
Cuando esto se acaba, el viejo stop se hace
más crudo. No se trata sólo de devaluación y caída del poder adquisitivo. Ahora
es también un stop de la cadena de pagos. Claro, nadie quiere usar los dólares
de reserva para pagos corrientes. Es mejor pedalearlos, la inflación viene en
ayuda de los deudores en pesos, lo que incluye al Estado si no se han indexado ya
los proveedores.
Como en todo ciclo de crisis financiera, una
vez quebrados los que deban quebrar y destruido el capital ficticio acumulado,
se reinicia la “confianza”. Corsi e Ricorsi.
La Situación Actual.
El Macrismo no trata de racionar los dólares.
Sencillamente ha tomado y tomará deuda externa a cualquier precio. Es algo así
como un Megacanje delarruísta pero al comienzo.
Esto significa que no hay, en sentido estricto
un “Ajuste”. ¿Porque habría de haberlo si entran 100.000 millones de dólares en
poco tiempo? Sinembargo sí hay un cierto ajuste preventivo, para que el FMI no
objete las cuentas públicas. Baja de Jubilaciones, eliminación de Subsidios,
freno a la obra pública, el primer año. El segundo había elecciones. El tercero
Dios dirá.
El déficit público antes de intereses y
servicios de deuda, o sea el déficit primario, bajará un poco. Pero el
déficit total, o sea con servicios de la deuda interna y externa, sube.
¿En que se emplea el ingreso de dólares por
endeudamiento? Se usa para pagar los servicios de deuda -dado que no ha habido
ahorro interno en divisas por el Estado-, y el resto se entrega al mercado
privado para atesoramiento, en la esperanza de que inviertan. Suponen que el
“efecto riqueza” es un motor de la Inversión que suple la caída del Consumo. Es
en parte cierto en el rubro inmobiliario. Pero la mayor parte se fuga al
exterior o a las cajas de seguridad, como de costumbre. Entiéndase bien, la
fuga mayor de capitales no es una pérdida definitiva. Son activos de millones
de residentes en Argentina. O sea votantes en Argentina que encuentran
realizado algo del sentido de su vida gracias al dólar “Miami” popularizado y
democratizado.
El Gobierno pronostica en su Proyecto de
Presupuesto que la Cuenta Corriente del Balance de Pagos sólo arrojará déficit.
5.600 Millones de U$A en 2018. 6000 en 2019 y 6900 en 2020. A confesión de
partes….¿Como se enjuaga? Con deuda por supuesto. El Esquema Piramidal a pleno.
¿Podría la Deuda Externa ser un aporte
positivo? Por supuesto, si su incorporación permitiera montar nuevas
actividades transables internacionalmente. (nuevas exportaciones o sustitución
genuina de importaciones), es decir el siempre tan deseado Nuevo Perfil
Productivo. El Gobierno cree que esto es lo que va a ocurrir, por gracia de la
“confianza de los mercados”, léase altas ganancias. Con Rodrigo, Martínez de
Hoz y Cavallo no se dio. Puede que ahora tengan razón si hacen algo más, pero
cuesta imaginar qué.
Para esto es necesario, en su interpretación,
que el costo salarial baje. ¿Para qué? Para ser competitivos. Nadie entiende entonces
como sobreviven los suizos con esos sueldos que tienen. Además, dirán en las
paritarias, si no hay acumulación de capital no hay progreso. ¿La respuesta? Si
necesitan un esfuerzo de los trabajadores podemos pactar parte del ingreso en
accionariado obrero, para ahorrarlo e invertirlo. Creo que esto no los
tranquilizará, pero al menos les tapará la boca.
La otra mitad de la Biblioteca piensa justo al
revés. Sin salarios reales altos, la demanda se deprime y la economía pistonea.
Y el Nuevo Perfil Productivo no lo garantiza el Mercado por sí solo. Uno, dos,
muchos INVAP y demanda agregada, también uno, dos, muchos Savio y Mosconi. Pero
claro, hace tiempo que no se ven.
Esto permitiría romper la Restricción Externa de divisas,
alcanzando la Frontera Técnica en algunas ramas de producción y servicios
suficientes para dejar atrás el stop and go.
Perspectivas a corto plazo.
En 2017 se recuperarán los niveles de
actividad de fines de 2015. En 2018 puede que se crezca levemente o no.
Dependerá del gradualismo o no del ajuste y de la pugna distributiva. Se
presume que la financiación externa aun no se agota, pero no es seguro. Depende
también de que las Lebacs (emisión a mediano plazo) se renueven en paz. Menos
seguro aun.
La pobreza medida por ingresos podrá aumentar
o quizás bajar levemente, como con Cavallo al inicio. Pero la precariedad
laboral sin duda aumentará.
La “sociedad civil” como se solía denominar a
la gente presuntamente culta y alejada del presunto populismo peronista,
seguirá apoyando al Populismo de Derecha. Es, después de todo, el que los
subsidia a ellos. Los trabajadores verán aumentar la precariedad en casi todas
las actividades, lo que suele generar disciplinamiento laboral, es decir menor
pugna por el excedente social. Todos
debemos ceder algo, era la fiesta del consumo, le daban jubilación a
cualquiera, en este país nadie quiere trabajar, serán los virus dominantes
en el lenguaje de quienes creyendo saber, ignoran. Esas frases servirán ahora,
pero también si aparece una nueva crisis de endeudamiento, sobre todo la
última. A Martínez de Hoz no le dieron
tiempo. A Macri no lo ayudan.
¿Es imposible concebir un macrismo económico
exitoso? Por cierto que el futuro no está predeterminado y por tanto no debería
haber lugar en una descripción objetiva para el discurso siempre catastrofista.
Pero algunas cosas se deberían ir viendo, más allá de un cierto crecimiento
financiado con deuda externa. El saldo comercial con el exterior tendría que
mejorar a nuestro favor. Nuevas actividades tecnificadas deberían aparecer en
forma competitiva, ocupando a los trabajadores expulsados de las actividades
quebradas. Es decir, el crecimiento debería mostrar algunos signos de desarrollo,
esto es una evolución técnica difundida. La evolución técnica, como sabemos,
permite apropiarse de cuotas mayores del trabajo mundial. El estancamiento
técnico, por el contrario, sólo se sostiene con protección prebendaria.
El discurso que refleje los intereses
populares no tendrá mucha eficacia por algún tiempo, esperemos que no demasiado
largo. Varios son los motivos. Desunión, cooptación de dirigentes políticos y
gremiales, pero ante todo porque el esquema implantado en Argentina desde 1975
y en el Mundo desde 1970, usa los medios de comunicación y la justicia y los
parlamentos para sostener la hegemonía de los 2/3 superiores en ingresos,
confrontándolos con el 1/3 de abajo, compuesto por los trabajadores productivos
que, por las nuevas tecnologías, son un menor número y también por los
excluidos y precarizados de la changa ocasional. Es la Hegemonía conservadora
de siempre, hoy renovada, con toda su crudeza y no imaginarias izquierdas y
derechas que atacan a los buenos del centro. Cuando la crisis se acelera la
ecuación 2/3-1/3 se rompe y el discurso de los intereses populares recupera
algo de su resonancia. Claro, el problema es estar preparado cuando eso ocurra
para no malgastar la oportunidad. Si no se desea la dolarización definitiva, en la que los impuestos se pagarán sólo
acudiendo a los dólares de la hucha. Pero ese es un tema menos coyuntural y
merece tratamiento específico.
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