lunes, 20 de noviembre de 2017

Economía Política 2017/8

Por Amable López Martinez, Noviembre 2017


             

   La clase media, cuando está bien vota mal. Cuando está mal vota bien.
Arturo Jauretche.


Una introducción indispensable. El Bimonetarismo.

La Economía argentina, en sus formas adquiridas luego de 1975 con el Ministerio de Celestino Rodrigo, se convirtió en una economía Bimonetaria, con una moneda propia y débil, el peso y una fuerte y ajena, el dólar estadounidense. La Política Monetaria pierde así gran parte de su eficacia.

A partir de ese momento se constituye en una tipología única. Existen economías dolarizadas, (Ecuador, Hong Kong) pero lo son en un todo. El Bimonetarismo argentino alcanzó su paroxismo en ocasión de aplicarse la Convertibilidad peso/dólar durante el experimento del peronismo con Menem y Cavallo. Se llegó a creer que emitíamos dólares, por cuanto una divertida ley permitía anotar como dólares los depósitos realizados en pesos. Los billetes en circulación (B) tenían una contrapartida-discutible- en dólares en las Reservas, pero el multiplicador del dinero (K) no. El Circulante no estaba dolarizado. (C=B*K) Sólo se creaban “argendólares”, es decir una estafa piramidal. Fin de esto en el 2001, pero no fin del Bimonetarismo.

A partir de ese proceso, la sociedad argentina acumula en dólares pero paga impuestos en pesos. Un entrañable economista vinculado a la CGT, Eduardo Curia, intentó dolarizar la economía en una situación de emergencia como era la de la hiperinflación del final del gobierno de Alfonsín. Muchos no estábamos de acuerdo, pero de todos modos lo que hizo descartar su propuesta no fue otra cosa que la fascinación cholula por Cavallo y sus vínculos por parte de Menem, Manzano, Grosso y De la Sota, entre otros.

Lo cierto es que apareció un ciclo nuevo que vino a superponerse al tradicional ciclo de stop and go (descripto entre otros por Oscar Braun, Raul Prebisch, Marcelo Diamand). La economía argentina crecía por un tiempo, eso generaba más importaciones que exportaciones, dado su perfil productivo con industrialización incompleta, y la falta de divisas consecuente aplastaba el crecimiento. En última instancia, dependencia tecnológica y deterioro de los términos de intercambio. La puja distributiva resultante entre salarios y precios se saldaba con inflación. Los empresarios “conceden” aumentos de salarios nominales, para recuperar poder adquisitivo a los trabajadores, pero ya pensando en trasladarlos a precios.

Con Celestino Rodrigo a este ciclo de la economía real se le agrega otro, de carácter monetario, hecho posible por el bimonetarismo. El ciclo de Formación de Activos Externos (fuga de dólares) de los particulares. Se toma deuda externa, a cualquier tasa, se supera de este modo por un tiempo el stop and go (aparecen dólares sin exportaciones mayores), se entregan los dólares al público a precio subsidiado, lo cual causa mucha alegría en las clases medias, y se acumula un stock de Deuda en dólares siempre creciente, pero a cargo del Estado, es decir de la población en su conjunto. Cuando la deuda debe pagarse, es la sociedad toda la que se hace cargo o se defaultea. Mientras tanto, pasan otras cosas. El gobierno para pagar la deuda debe “ajustar” las cuentas públicas. Es la recesión. De ese modo el FMI da la luz verde para nuevos préstamos. ¿Por qué se presta a un país que sólo fuga capitales y que no puede en última instancia pagar la deuda ni crear un nuevo perfil productivo? Un poco porque en el FMI reina la pseudociencia, otro poco porque el dinero no es de los bancos sino de sus depositantes y sí son de los bancos las comisiones.

El ciudadano que ahorra en dólares no es una mala persona ni un antipatria. Hace lo que hace llevado por la experiencia. Sabe que cada tanto un shock inflacionario (aceleración inflacionaria) licuará activos y pasivos en pesos y busca refugio. A lo sumo jugará un poco en el casino nacional, poniendo pesos a interés para salir a tiempo y comprar dólares mientras sean baratos.

En paralelo, el país pasa a valuar sus activos inmobiliarios en dólares. Para algo está el bimonetarismo, y ese algo es que algunos precios ya nunca se fijen en pesos. Cuando no hay dólares inmobiliarios disponibles se retrae la construcción (los usados son necesarios para comprar los nuevos) y cunde el enojo. Se entiende, en una economía con dos monedas, la más fuerte preserva los activos de reserva. La otra moneda se usa para desprenderse de la misma. En definitiva para pagar los impuestos y para transacciones corrientes. La abundancia de dólares permite también sofrenar en parte la inflación, en tanto el valor de la divisa pueda estar atrasado, pero a costa de desempleo industrial.

Cuando esto se acaba, el viejo stop se hace más crudo. No se trata sólo de devaluación y caída del poder adquisitivo. Ahora es también un stop de la cadena de pagos. Claro, nadie quiere usar los dólares de reserva para pagos corrientes. Es mejor pedalearlos, la inflación viene en ayuda de los deudores en pesos, lo que incluye al Estado si no se han indexado ya los proveedores.

Como en todo ciclo de crisis financiera, una vez quebrados los que deban quebrar y destruido el capital ficticio acumulado, se reinicia la “confianza”. Corsi e Ricorsi.

La Situación Actual.

El Macrismo no trata de racionar los dólares. Sencillamente ha tomado y tomará deuda externa a cualquier precio. Es algo así como un Megacanje delarruísta pero al comienzo.
Esto significa que no hay, en sentido estricto un “Ajuste”. ¿Porque habría de haberlo si entran 100.000 millones de dólares en poco tiempo? Sinembargo sí hay un cierto ajuste preventivo, para que el FMI no objete las cuentas públicas. Baja de Jubilaciones, eliminación de Subsidios, freno a la obra pública, el primer año. El segundo había elecciones. El tercero Dios dirá.
El déficit público antes de intereses y servicios de deuda, o sea el déficit primario, bajará un poco. Pero el déficit total, o sea con servicios de la deuda interna y externa, sube.
¿En que se emplea el ingreso de dólares por endeudamiento? Se usa para pagar los servicios de deuda -dado que no ha habido ahorro interno en divisas por el Estado-, y el resto se entrega al mercado privado para atesoramiento, en la esperanza de que inviertan. Suponen que el “efecto riqueza” es un motor de la Inversión que suple la caída del Consumo. Es en parte cierto en el rubro inmobiliario. Pero la mayor parte se fuga al exterior o a las cajas de seguridad, como de costumbre. Entiéndase bien, la fuga mayor de capitales no es una pérdida definitiva. Son activos de millones de residentes en Argentina. O sea votantes en Argentina que encuentran realizado algo del sentido de su vida gracias al dólar “Miami” popularizado y democratizado.

El Gobierno pronostica en su Proyecto de Presupuesto que la Cuenta Corriente del Balance de Pagos sólo arrojará déficit. 5.600 Millones de U$A en 2018. 6000 en 2019 y 6900 en 2020. A confesión de partes….¿Como se enjuaga? Con deuda por supuesto. El Esquema Piramidal a pleno.

¿Podría la Deuda Externa ser un aporte positivo? Por supuesto, si su incorporación permitiera montar nuevas actividades transables internacionalmente. (nuevas exportaciones o sustitución genuina de importaciones), es decir el siempre tan deseado Nuevo Perfil Productivo. El Gobierno cree que esto es lo que va a ocurrir, por gracia de la “confianza de los mercados”, léase altas ganancias. Con Rodrigo, Martínez de Hoz y Cavallo no se dio. Puede que ahora tengan razón si hacen algo más, pero cuesta imaginar qué.

Para esto es necesario, en su interpretación, que el costo salarial baje. ¿Para qué? Para ser competitivos. Nadie entiende entonces como sobreviven los suizos con esos sueldos que tienen. Además, dirán en las paritarias, si no hay acumulación de capital no hay progreso. ¿La respuesta? Si necesitan un esfuerzo de los trabajadores podemos pactar parte del ingreso en accionariado obrero, para ahorrarlo e invertirlo. Creo que esto no los tranquilizará, pero al menos les tapará la boca.
La otra mitad de la Biblioteca piensa justo al revés. Sin salarios reales altos, la demanda se deprime y la economía pistonea. Y el Nuevo Perfil Productivo no lo garantiza el Mercado por sí solo. Uno, dos, muchos INVAP y demanda agregada, también uno, dos, muchos Savio y Mosconi. Pero claro, hace tiempo que no se ven.

Esto permitiría  romper la Restricción Externa de divisas, alcanzando la Frontera Técnica en algunas ramas de producción y servicios suficientes para dejar atrás el stop and go.

Perspectivas a corto plazo.

En 2017 se recuperarán los niveles de actividad de fines de 2015. En 2018 puede que se crezca levemente o no. Dependerá del gradualismo o no del ajuste y de la pugna distributiva. Se presume que la financiación externa aun no se agota, pero no es seguro. Depende también de que las Lebacs (emisión a mediano plazo) se renueven en paz. Menos seguro aun.
La pobreza medida por ingresos podrá aumentar o quizás bajar levemente, como con Cavallo al inicio. Pero la precariedad laboral sin duda aumentará.

La “sociedad civil” como se solía denominar a la gente presuntamente culta y alejada del presunto populismo peronista, seguirá apoyando al Populismo de Derecha. Es, después de todo, el que los subsidia a ellos. Los trabajadores verán aumentar la precariedad en casi todas las actividades, lo que suele generar disciplinamiento laboral, es decir menor pugna por el excedente social. Todos debemos ceder algo, era la fiesta del consumo, le daban jubilación a cualquiera, en este país nadie quiere trabajar, serán los virus dominantes en el lenguaje de quienes creyendo saber, ignoran. Esas frases servirán ahora, pero también si aparece una nueva crisis de endeudamiento, sobre todo la última. A Martínez de Hoz no le dieron tiempo. A Macri no lo ayudan.

¿Es imposible concebir un macrismo económico exitoso? Por cierto que el futuro no está predeterminado y por tanto no debería haber lugar en una descripción objetiva para el discurso siempre catastrofista. Pero algunas cosas se deberían ir viendo, más allá de un cierto crecimiento financiado con deuda externa. El saldo comercial con el exterior tendría que mejorar a nuestro favor. Nuevas actividades tecnificadas deberían aparecer en forma competitiva, ocupando a los trabajadores expulsados de las actividades quebradas. Es decir, el crecimiento debería mostrar algunos signos de desarrollo, esto es una evolución técnica difundida. La evolución técnica, como sabemos, permite apropiarse de cuotas mayores del trabajo mundial. El estancamiento técnico, por el contrario, sólo se sostiene con protección prebendaria.

El discurso que refleje los intereses populares no tendrá mucha eficacia por algún tiempo, esperemos que no demasiado largo. Varios son los motivos. Desunión, cooptación de dirigentes políticos y gremiales, pero ante todo porque el esquema implantado en Argentina desde 1975 y en el Mundo desde 1970, usa los medios de comunicación y la justicia y los parlamentos para sostener la hegemonía de los 2/3 superiores en ingresos, confrontándolos con el 1/3 de abajo, compuesto por los trabajadores productivos que, por las nuevas tecnologías, son un menor número y también por los excluidos y precarizados de la changa ocasional. Es la Hegemonía conservadora de siempre, hoy renovada, con toda su crudeza y no imaginarias izquierdas y derechas que atacan a los buenos del centro. Cuando la crisis se acelera la ecuación 2/3-1/3 se rompe y el discurso de los intereses populares recupera algo de su resonancia. Claro, el problema es estar preparado cuando eso ocurra para no malgastar la oportunidad. Si no se desea la dolarización definitiva, en la que los impuestos se pagarán sólo acudiendo a los dólares de la hucha. Pero ese es un tema menos coyuntural y merece tratamiento específico.

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