Argentina 2017. Otra vez en la Encrucijada.
- El péndulo clásico de la Política Económica argentina (y el
péndulo político que lo acompaña) ha vuelto a su posición afín con el
esquema agroexportador y de dominancia financiera. Como sabemos el péndulo
es el resultado de los límites de los dos proyectos políticos que se
disputan el espacio, el nacional popular y el neoliberal. El primero
mejora a las mayorías populares pero al no dar el salto al Desarrollo
parece frenarse. El segundo irrumpe denunciando al supuesto populismo como
la causa de todos los males y prometiendo el cielo, aunque termine su
parte del ciclo con un infierno.
- A diferencia de otros episodios, en esta ocasión los límites del proyecto
nacional popular no se manifestaron en forma de crisis profunda, lo que
resta en principio crédito y margen al avance Neoliberal.
- Sin embargo y como contrapartida, la hegemonía cultural neoliberal
aparece con máxima fuerza, recordando en algún sentido a la Revolución
Libertadora, por sus ambiciones de restitución del estatuto del pasado.
Las clases medias han sido cooptadas temporariamente hacia un imaginario
aspiracional de derecha cool, lo cual afecta el margen de maniobra
política y el espacio reinvindicatorio del movimiento obrero organizado.
El odio emergente se dirige en apariencia hacia el kirchnerismo, pero
busca también afianzar la grieta de exclusión social.
- En el ámbito internacional, no alcanza a visualizarse una reacción
adecuada frente al Neoliberalismo, pese a que se mantiene estancado el
mundo capitalista y la Gran Recesión aun muestra sus daños. También aquí,
la hegemonía cultural de las derechas y la miopía de las izquierdas
convalida coaliciones electorales conservadoras. Pareciera como si se
fuera dando calladamente una alianza entre clases altas y medias contra minorías trabajadoras y/o
desocupadas, que aunque alcanzan en ocasiones a un 35% de la sociedad, no
encuentran estrategias para que su lucha se haga mayoritaria.
- La única reacción integral frente a este fenómeno proviene de un
ámbito en apariencia ajeno a lo Político. Es la oposición racional y universal que ejerce
la Iglesia Católica, en especial a partir de la asunción del Papa
Francisco, que denuncia el pecado de un sistema creador de pobreza pero
también de destrucción planetaria. La anarquía, la xenofobia y el
yihadismo irracionales son por otra parte los fenómenos salientes, allí
donde todo se ha hecho intolerable, pero tal como es su naturaleza, no pueden
constituir una alternativa.
- Existe además en lo geopolítico la emergencia de poderes
alternativos, como China, India y Rusia, pero estos apenas inciden en el
espacio donde Wall Street y Londres ejercen su hegemonía. Por lo demás
Latinoamérica presenta un reflujo de los movimientos populares, con la
excepción de Bolivia y hasta hace poco Ecuador. Este reflujo no es parte
de un simple ciclo. Las coaliciones neoliberales han aprendido a concretar
asaltos al Poder sin militares, o pese a estos. La dominancia mediática y
financiera desestabiliza a quienes se le oponen. En Latinoamérica al
menos, la Democracia Liberal ya no funciona como tal. El control
empresario de los medios de comunicación y de la Justicia, es la nueva
forma de Autoritarismo antipopular, más insidioso que los anteriores por
cuanto confunde a las conciencias.
- Argentina ha presentado y presenta la distintiva particularidad de
contar con un movimiento político y sindical, el Justicialismo, capaz de
articular respuestas más flexibles frente a esta situación de debilidad de
los movimientos populares. Esto ha sido señalado por los intelectuales
reaccionarios como la causa de nuestro estancamiento relativo, sin
considerar que en el resto del subcontinente donde la supuesta anomalía
justicialista no existió, tampoco se ha logrado el despegue hacia el
Desarrollo integral. La particularidad argentina es en realidad otra. El
Justicialismo posee en general un alto nivel de capacidad para impulsar la
puja distributiva o recuperación del poder adquisitivo del salario y esto
trastoca el orden conservador. Sin embargo la suspensión de la puja
distributiva (dictadura militar, menemismo) tampoco es condición para la
supresión del péndulo, como se ha demostrado con las sucesivas crisis
internas de los propios programas neoliberales. La suspensión de los
reclamos laborales puede bajar la inflación en alguna medida, pero explota
por el lado de la desocupación y las quiebras.
- El Endeudamiento Externo masivo es la reiterada y única estrategia
del gobierno, con lo que repite sin creatividad alguna las estrategias de
Martínez de Hoz y Cavallo, cuyos finales sólo olvidan los que lucraron con
ellos. Este endeudamiento es catastrófico a mediano y largo plazo, por
cuanto sólo mínimamente va a Inversión y nunca moderniza el perfil
productivo. Pero a corto plazo, como en aquellas experiencias, puede
brindar un período de consumismo a ciertas capas sociales. La Pobreza y la
Indigencia continuarán o incluso se agravarán, pero sin afectar a esos
sectores medios y altos, al menos al inicio. La dolarización total de la
Economía puede ser el final de la actual política económico-social.
- Siendo estas las circunstancias estructurales de la lucha social
en la Argentina, el movimiento obrero se enfrenta a un doble desafío. Por
un lado debe buscar recomponer la calidad de vida de sus bases en un
ambiente hostil. Por otro lado debe darse un proyecto propio que permita,
una vez agotado el nuevo giro del proyecto conservador, contar con
estrategias para establecer un Sistema no pendular de progreso social y
desarrollo nacional que eluda la retaliación inflacionaria por parte de
los sectores dominantes de la economía. Deberá luchar por detener el
avance depredador del capitalismo salvaje, acorto plazo y para sobrevivir.
Pero además, hacia el futuro, se verá obligado a sumar a la lucha
reivindicatoria, una nueva construcción política hegemónica que lleve al
uso social del excedente económico, o sea a la difusión democrática de
la propiedad en función social,
cuyo sujeto sea el Trabajador Propietario.
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